‘Compliance’ y género
El cumplimiento normativo o compliance, en el marco de un buen gobierno corporativo que garantice la integridad de una organización, es reflejo de su compromiso ético. De ahí la relevancia de que este incorpore la protección a los derechos humanos.
Bien se ha hecho en afirmar que el compliance es el alma, o aquello que define la identidad de la empresa. Por esto es importante que el cumplimiento corporativo (compliance) incorpore, además del financiero, un enfoque sociolaboral que refleje los principios éticos y valores de la compañía como parte de su cultura organizacional. Los planes anticorrupción y otros esfuerzos por evitar el lavado de activos o fraude resultan insuficientes para garantizar la integridad corporativa. Un escándalo de acoso sexual, por ejemplo, puede llegar a causar un impacto tan grande o quizás mayor al ocasionado por un acto de corrupción.