El propósito superior en la nueva normalidad
Admiro profundamente la labor de la empresa privada como agente positivo de la economía y de la sociedad. Es una gran generadora de conocimiento, de innovación, de empleo, de valor, de progreso y de desarrollo en medio de un mar de obstáculos, dificultades y restricciones que hacen su gestión más retadora, pero a la vez más sólida y perdurable.
Cada día que pasa luego de la llegada del Covid-19, las empresas toman más relevancia en la recuperación por lo que será clave asegurar que puedan seguir realizando su gestión de manera segura en un entorno facilitador de los negocios y de libre mercado, logrando con ingenio, flexibilidad y velocidad, transformar sus modelos de negocio y gestionar la incertidumbre.
En la pandemia todos hemos cambiado como consumidores y jamás seremos como antes. Hoy conocemos más de los problemas locales y globales, tomamos conciencia de la forma como nos alimentamos y disponemos los residuos en nuestros hogares, entendemos más la fragilidad del ser humano, la importancia de la investigación y la tecnología como habilitadores de una vida más segura y conveniente, nos aliamos con el planeta y su preservación, somos más solidarios con las necesidades de nuestras comunidades, nos ocupamos de la inequidad y de la falta de oportunidades para las mujeres y no toleramos la corrupción ni los engaños de líderes o farsantes.