La formación corporativa, una iniciativa en la todos ganamos.
“El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”. Michael Jordan.
Para nadie es un secreto que la educación es uno de los grandes motores de desarrollo y crecimiento en los países, y en este sentido estamos todos de acuerdo cuando afirmamos que las inversiones en educación no sólo son necesarias, sino que su retorno y su beneficio son indiscutibles.
Por eso quiero hacer un reconocimiento especial a todos aquellos empresarios que han tomado la decisión de manera voluntaria de invertir en la formación y la capacitación de sus colaboradores y sus proveedores, para contribuir de manera significativa en el propósito de hacer país y así poder contar con una ciudadanía educada y competitiva a nivel internacional.
También quiero hacer visible a unos actores que a mi juicio han sido fundamentales en este propósito: los empresarios/as que durante décadas han estado comprometidos con el desarrollo de sus colaboradores, sus familias, sus proveedores y su comunidad, al invertir año a año en planes de formación, han sido contribuyentes silenciosos en los avances logrados como sociedad. Si bien muchos empresarios han desarrollado programas de educación dentro de sus planes de responsabilidad social, aportando en el desarrollo de comunidades y familias que hoy gracias a estos aportes cuentan con un mejor futuro no es a este aporte al que quisiera hacer reconocimiento hoy, pues aunque es importante, valioso y aplaudo esta contribución, hoy quisiera hacer énfasis en las inversiones que hacen los empresarios/as para formar y actualizar a sus colaboradores/as y sus cadenas de suministro.
Cada día son más los empresarios que cuentan con planes estructurados de capacitación para acompañar sus planes de desarrollo, así como el crecimiento de sus grupos de interés. Claro, algunos dirán que es necesario para el desarrollo y el crecimiento de las empresas, y sí, estamos de acuerdo en que es necesario contar con un talento humano que se forme y actualice de manera permanente para mantenerse vigente en un mercado cambiante y altamente competitivo. ¿Podríamos decir que las inversiones de las empresas en formación son un GANA–GANA–GANA? Gana la empresa porque mejora su productividad y su competitividad, ganan sus equipos de trabajo porque se mantienen vigentes en su ejercicio laboral y gana Colombia porque se fortalece el talento que aporta al desarrollo del país. Según datos del Banco Mundial, en América Latina más del 40 % de las empresas realizan inversiones en programas de desarrollo de habilidades para sus colaboradores. Tienen un lugar sobresaliente frente al comportamiento mundial. Mucho se ha debatido sobre los retos que trae la cuarta revolución industrial y el impacto en la sociedad de la digitalización, la cual ha venido acompañada de un aumento en la velocidad de los cambios, lo que impone nuevas exigencias para mantenerse vigente y lograr su sostenibilidad en el tiempo.
La Universidad de Stanford ha estudiado el tiempo que le ha tomado a la humanidad doblar su conocimiento. La primera medición de esta curva muestra que a la humanidad le tomó 1.750 años hacerlo; para el año 2000 duplicar el conocimiento tomaba cinco años y para el 2020 hablaban de que esa capacidad estaría cercana a 75 días. Es decir que lo que aprendo hoy para el trabajo, en menos de seis meses ha perdido vigencia, razón por la cual se hace necesario establecer mecanismos de formación a lo largo de la vida. Aquí es donde las empresas se convierten en jugadores fundamentales para abordar esta nueva dinámica que demanda de nuevas estrategias para la definición y la estructuración de los planes de capacitación y desarrollo, capaces de responder a los nuevos roles que demandan las empresas, a los avances tecnológicos y digitales y a los retos frente al liderazgo y la gestión de los equipos de trabajo. Este ritmo acelerado de la transformación del conocimiento impacta a todos los sectores empresariales, lo que obliga a sus colaboradores a mantener espacios de formación y actualización permanentes para mantener su vigencia profesional y continuar aportando de manera significativa en los procesos de innovación y competitividad de los diferentes sectores empresariales. Las empresas, conscientes de esta realidad, han entendido que es necesario fortalecer sus programas de capacitación y desarrollo de la mano con aliados que comprendan sus requerimientos y su entorno de negocio, y se adapten a sus particularidades. La construcción de alianzas de largo plazo para este propósito crea un entorno ideal para la estructuración de programas que realmente impacten los resultados de la empresa y apoyen el crecimiento profesional de sus colaboradores/as. La consultora inglesa en educación Carrington Crisp y LinkedIn, en julio de 2021 realizaron un estudio sobre el futuro de la educación continua y el lifelong learning, el cual muestra que el 48 % de las empresas encuestadas manifestaron su interés en aumentar los presupuestos para capacitación en los próximos años, así como maximizar el impacto de su capacitación, lo que muestra la tendencia y el compromiso de los empresarios por el fortalecimiento de sus equipos de trabajo.
Otro beneficio importante de estos programas que vale la pena mencionar es que para los colaboradores, contar con oportunidades de crecimiento se constituye en una de las razones para decidir permanecer en la empresa, pues valoran el interés del empresario en acompañar su crecimiento profesional de la mano con el desarrollo empresarial. Hoy tenemos en Colombia varios ejemplos de empresas que de manera decidida han logrado posicionarse como lugares ideales para aprender y desarrollar habilidades innovadoras y prácticas, al crear culturas organizacionales dinámicas, creativas y competitivas. Complementan así la formación profesional que realizan las instituciones de educación superior, la cual construye las bases para el ejercicio profesional; si bien esta merece un análisis independiente por los retos que implica, en cuanto a su cobertura y calidad, el conjunto de la formación profesional y la formación corporativa contribuyen al desarrollo social de Colombia.
Para concluir, las apuestas de las empresas en programas de formación corporativa son un gran ejemplo para todos/as, nos muestran que si se puede generar iniciativas bien orientadas que generen un beneficio y nuevas oportunidades para todos los grupos de interés, fortaleciendo el tejido empresarial, desarrollando el talento colombiano y fortaleciendo el desarrollo social y económico de Colombia. Aplaudo las iniciativas de grandes y medianas empresas que de manera decidida han implementado planes de formación y desarrollo para su cadena de suministro, al apoyar el crecimiento de pequeños empresarios y promover el bienestar común. Por mi parte, haré consciente mi propósito para el 2023 de felicitar y reconocer a cada empresario que dedique tiempo, esfuerzo y recursos para la formación de sus colaboradores, pues merecen que los hagamos visibles. Pensemos de manera colectiva en las soluciones a los diferentes problemas que afrontamos como sociedad, porque en estos casos 1+1 no es igual a 2 , ¡1+1 suma 20 veces 2!
Angela Posse Velásquez
Miembro de Women In Connection
Columna publicada originalmente en El Tiempo.